miércoles, 1 de agosto de 2007

¡GRAN PREVENTA NOCTURNA DEL CUARTO PERRO!!

¡Ven y aprovecha la gran preventa nocturna del cuarto número de El Perro!

¡Aparta tu ejemplar antes de que vuele de librerías y puestos de periódicos!

¡Completa tu colección y compra los números anteriores!

¡Habrá juegos, rifas y concurso de declamación!!
(No, en realidad no, pero sí habrá tragos espirituosos)

¡Trae el alcohol de tu preferencia!

¡Ambiente familiar! ¡Sana diversión!

La cita es en el taller del maestro Enrique Garnica:

Guzmán Mayer 102, viernes 3 de agosto


a las 8:00 pm.


¡NO FALTES!!!


miércoles, 11 de julio de 2007

Juan Carlos Hidalgo entrevista a Yuri Herrera

1) La situación de la revistas culturales, no sólo literarias, en México es extremadamente complicada y difícil, ¿qué fue lo que te impulsó a incursionar en este campo?
Tal vez que, como lector, la primera dificultad que encontraba era no tener una revista que me gustara leer: soy amante de los textos breves y no hay una publicación que le conceda la importancia que merece. Ahora, no quería hacer una reedición de la revista de Edmundo Valadés, El cuento, sino una revista con más relieves, en términos de los géneros que admite, por eso le he pedido a los colaboradores que también envíen poemas y crónicas.

2) Las características de El perro son muy particulares, ¿podrías describirlas y explicar las razones de tal formato?
Es una revista de puras letras, literal y metafóricamente, no hay más imágenes que las que las palabras generen en la mente del lector y las que las líneas y los párrafos construyan en la página. Aunque Enrique Garnica, el diseñador, y yo hemos jugado un poco con el diseño, no hemos querido hacer con los tamaños y los tipos de letra nada que no nos pidan los textos.

3) ¿Qué hay detrás del nombre de la revista?
No hubo en principio ninguna intertextualidad ni declaración de principios, sólo quería darle un nombre arbitrario a la revista, que no tuviera relación clara con sus contenidos. Pero luego, a fuerza de estar respondiendo a esta pregunta, he ido encontrando algunas motivaciones que pudieron haber estado detrás de mi decisión de nombrarla así: para darle el nombre de un ente vivo, y específicamente de uno que gusta de deambular. Además, el perro que escogimos para el logo es uno campechano e impertinente.

4) En poco tiempo han aparecido publicaciones más interesadas en el texto que en la imagen, tales como Eñe y Cuadernos Salmón, ¿a qué atribuyes esta tendencia?
No puedo asegurarlo, pero sospecho que en parte es una reacción a la predominancia de la imagen en nuestra vida cotidiana, inclusive en las revistas culturales, en las cuales frecuentemente es más importante el diseño “amigable” que los contenidos.

5) En El perro colaboran escritores de varias partes de Latinoamérica, ¿cómo se dio este flujo de material?
La mayoría son personas a las que he conocido en los diversos lugares donde he trabajado o estado de viaje, y cuya escritura conozco y me gusta; pero a partir de ellos se ha ido formando una red a través de la cual nos vamos acercando los textos de unos y otros. Hay mucha gente escribiendo bien en español, mucha más de la que los nombres subrayados por las grandes editoriales nos permiten ver.

6) En general hay textos procedentes de distintos lugares, ¿te interesaba crear una publicación sin un asentamiento geográfico establecido, en una revista que no tenga un centro evidente?
Sí, claro. Hay una mayoría de escritores mexicanos, pero una cosa que me importaba mucho es que el perro fuera un espacio donde pudieran explayarse las diversas texturas de la lengua y donde pudieran verse las diversas maneras en que escritores de todo el continente cuestionan y reinventan las reglas del español.

7) ¿Cuáles son tu expectativas para con El perro? ¿Estás convencido de que existe gente interesada principalmente en la literatura y que no espere encontrar periodismo?
No tengo expectativas de que sea una publicación masiva, pero sé que hay un público que puede gustar de una publicación exclusivamente literaria, y que está dispuesto a apostar por ella, entre otras cosas, porque es una publicación que depende exclusivamente de los lectores: no tiene publicidad. Por supuesto, es un riesgo, pero haremos todos los números que sea posible.

8) Quizá el vínculo periodístico único sería con la crónica de viaje, ¿qué es lo que te interesa de este género?
Tenemos en América Latina espléndidos escritores que han comenzado en el periodismo, como García Márquez, o que hicieron su carrera literaria desde el periodismo, como Rodolfo Walsh. La crónica me interesaba porque, si bien obedece a la necesidad de recrear una parte de nuestra realidad, no está sujeta a la dictadura de la noticia de última hora, no sufre la cualidad efímera de los textos en un periódico diario, son narraciones hechas para resistir el paso del tiempo.

9) ¿Consideras que en México se publica demasiado o hay escasez de espacios?
No, no creo que se publique demasiado, creo que hay muy pocos lectores. A veces parece que se publica mucho pero eso obedece a que hay muchas iniciativas personales o de grupo, publicaciones hechas por amor al arte pero con tirajes pequeñísimos. La escasez de espacios, o su fragilidad, en todo caso, depende de las tremendas dificultades que supone la distribución (un verdadero vía crucis de falta de profesionalismo y de desprecio por los proyectos independientes) y del desinterés del gobierno y de las empresas de comunicación por formar lectores críticos.

10) ¿A que se debe que le des prioridad a la edición física de las revista y que no contemples el desarrollo de un página web?
Sí vamos a hacer una página web, pero no quería hacerla sino hasta que la revista estuviera lista físicamente y hasta tener el segundo número listo. Esto se debe a que la revista está pensada no como una colección de cuentos que puede estar en cualquier espacio, sino como un objeto, una cosa hecha de letras. La página web, en todo caso, tendrá que ser fiel a ese principio.

11) ¿Radicar fuera de México que proporciona sana distancia para evaluar lo que se está escribiendo y tener claro que es lo que te interesa publicar y lo que no?
No, no diría eso; aunque es cierto que estar viviendo fuera me ha hecho estar al margen de las “discusiones literarias”, ya se trate de crítica o de liso y disfrutable chisme, siempre he tratado de leer las novedades hasta que dejan de serlo, es decir, hasta que alguien en cuyo gusto confío me recomienda el libro. Lo que sí me ha permitido estar fuera es entrar en contacto con los círculos literarios de otros países (tan parecidos a los nuestros en sus envidias pero también en su capacidad de supervivencia a pesar de las dificultades para darse a conocer) y así poder conocer lo que otros están escribiendo. Espero que eso se refleje en la revista.

Presentación del número 2 de la revista, en el Centro Cultural Atrio,

René Roquet

Unos meses atrás, Yuri, de forma misteriosa, se puso en contacto conmigo, a través de mi esposa. Ella me dijo: “Oye, René, ve tu correo electrónico porque Yuri te va a escribir”. “Y no te dijo para qué”, le respondí. Ella me contestó “No, que veas tu correo”. Bueno, entré a Internet y ahí estaba un mensaje.

Leí el primer renglón: “Quiero hacer una revista literaria”. Zas. Mil dificultades pasaron por mi mente. Por ejemplo: México es uno de los países que más revistas publica en el mundo, pero así como las saca a la luz, las manda de inmediato a la sombra porque hay problemas de difusión, comercialización, derechos de autor, falta de anunciantes y una larga lista de obstáculos.

“Y quiero que sea literaria”, remata. Me llevé las manos a la cabeza. Hay pocos lectores, no hay financiamiento, hay que pensar en los colaboradores fijos, en las secciones; se debe plantear una línea editorial coherente, buscar el lenguaje plástico adecuado al perfil de la revista; encontrar al público lector. Y todo esto, todos estos dolores de cabeza, sin remuneración, porque nadie quiere invertir un peso en revistas de literatura y pocos la compran.
Sin embargo, seguí leyendo el correo, y me enteré que la publicación se iba llamar El Perro. Eso me gustó. También su línea editorial. Los alcances que leí desarmaron todas mis objeciones anteriores. El Perro, como lo describió Yuri, era una mascota bien pensada y nada mansa.

Pasaron un par de meses y Yuri me marcó al celular. Otra vez su actitud era un poco misteriosa, sondeando si sabía quien era el que hablaba. Me comentó que ya estaba el número uno de la revista. Me di una vuelta por su casa y la tomé. De primera instancia me llamó la atención su diseño sencillo, limpio, casi académico. Si no hubiera descubierto los datos del ejemplar en el forro y el directorio en un rincón de la página cuatro, hubiera pasado que era clandestina. Pero lo que más me llamó la atención fue la viñeta del perro que ladra, ¿o que ríe?
Como me lo explicó Yuri, la revista es de pura literatura. Aquí tengo que confesar que cuando me dijo esto no se lo creí. Pero sí. Es nada más de literatura. De cuento y poesía. Quizá por eso el perro ríe: es la única imagen que puede mover la cola. Idea que, además, se agradece. Porque con la saturación de los multimedia pareciera que ya una expresión artística no pudiera vivir sin la otra; que un texto de una revista no tuviera otra opción más que dialogar forzosamente con una imagen. Creo que el contenido de un número se puede sostener con el peso y las conexiones (existentes o no) de los autores que lo conforman.

¿Pero esto es lo que define a El Perro? Me parece que su punto de partida es el salto de etapas. Es una revista que se deshace de varios intermediarios para acercar al lector con el escritor. Al no haber consejo editorial, ni corrección de estilo, la responsabilidad total del texto es del autor. Ese hecho le da una gran frescura, pues genera la ilusión de que uno se enfrenta a creaciones recientes, en proceso; a que uno está en un taller literario en donde los escritores llegan con una diversidad de salidas a sus historias y poemas, con diferentes niveles de maduración, para que entre todos se construyan nuevos procesos. Por eso, en este ejemplar de El Perro, nos encontremos con el poema Mientras caigo, de una autora experimentada, al lado de un cuento como Gente que grita, de un narrador novel, sin que haya un desequilibrio en la lectura del número uno. También podemos encontrar historias donde el deseo gira en torno a una “teibolera”, y poemas que tienen un dejo romántico expresado en un mar calmo, sin que sintamos un sin rumbo.

Aunque si algo ladra el perro es diversidad. Incluso en el origen de sus colaboradores. Fuera de Internet, son pocas las revistas que buscan poner a dialogar a escritores jóvenes de distintos países y estados. Aquí hay de Chile, Colombia y Perú, con gente del norte y centro de México. Curiosamente, también en el contenido de los textos hay pluralidad de temas y tendencias estéticas distintas. Y digo curiosamente porque Yuri me comentó que cada número de la revista iba a ser temático. En este caso, sobre otros mundos. Por alguna razón, cuando supe aquello, yo pensé que me iba a enfrentar con historias de ciencia-ficción. El único texto que se acerca a este género es el de Aztlán D.C. De ahí en adelante los otros son alteraciones, fantásticas, realistas o poéticas, de espacios concretos, sucesos vividos y no lugares. La calle puede ser el encuentro con perros que hablan; la carretera, un camino que desemboca en una vida paralela; la mesa se convierte en un matadero, y Walsingham, en el punto de encuentro con uno mismo y la agonía del amigo. Bajo esta perspectiva, el otro mundo ya no es el futuro lejano, sino la realidad y los espacios que podemos fabricar a partir de lo que tenemos ahora. Y eso para mí es un paralelo con la apuesta de El Perro: la libertad, el deseo de soltar las riendas a sus colaboradores para que ellos la modifiquen sin intermediación. Hay un deseo de no controlar el rumbo, ni su propia definición, o el mercado, las necesidades de distribución, los anunciantes, el código de barras, las imágenes, la difusión, los derechos de autor. Como para qué.

El Perro es un laboratorio que se afina en sí mismo, que se afinará de manera distinta número con número; que efectivamente busca darle un giro al propósito de la concepción de una revista. También puede ser el retorno al lo que antes significaba sacar una impresión, donde el mercado y la seducción actual de medios no tenían cabida. Me refiero a la línea más simple: poner en contacto a un escritor con su lector.

Ahí creo que se encuentra el misterio de Yuri cuando me hablaba de este proyecto. Ahí está la risa de El Perro.

Presentan revista literaria El perro

Cultura Viernes 02 de Febrero de 2007

Presentan revista literaria El perro


Julio Romano / Síntesis

Este sábado a las 19:00 horas en la Fundación Arturo Herrera Cabañas fue presentada la revista El perro, que coordina el escritor Yuri Herrera, originario de Actopan.
Él mismo, junto con el diseñador gráfico Enrique Garnica y el escritor Alejandro Bellazetín, dio a conocer la publicación mensual que pretende, además de publicar y difundir exclusivamente literatura, “darle confianza a gente que no ha practicado la literatura como un medio de vida y también hacer crecer y madurar a una generación de escritores específicamente aquí en Pachuca”, sin que sea éste el objetivo principal, explicó Herrera para Síntesis.
El escritor actopense señaló que El perro responde a una inquietud suya de encontrar una publicación periódica que dedicara la totalidad de su espacio a la literatura (incluidas portada y contraportada), como no ocurre en México.
Añadió que una de las características de la revista es que no tiene imágenes “más que aquellas que sugirieran las letras, que tienen sus propias propiedades plásticas”.
La publicación, continuó Herrera, pretende incluir a gente que se tomara profesionalmente la escritura así como que asumiera con rigor su compromiso con la literatura y con el oficio que la práctica de éste implica. Además aceptara igualmente las críticas y sugerencias que a sus textos se les hicieran.
“Uno mejora en la medida en que reconoce sus deficiencias”, agregó.
Enrique Garnica, en su intervención, detalló cómo surgió la revista, desde que Herrera le habló sobre un proyecto editorial que a él la causó desconcierto, principalmente por la idea de no incluir ningún elemento gráfico.
Por su parte, Alejandro Bellazetín leyó para el auditorio una fábula suya en la que hacía encarnar a Yuri Herrera en un perro.
El perro porque “los perros tiene una vocación de vagos”, explicó Herrera.
Esta noticia fue publicada en 2007-01-29 21:06:04